1000enio. . .

Hoy por hoy, el sopesar la baja calidad de mis finalidades se ha hecho impermeable, pues no creo que aquí sea capaz de colarse algo más. Son como la ropa de cama, que cuando se inunda de dos cuerpos, no cabe más que la inercia de sus intenciones, simplemente. He pretendido verme entre las capas de tu piel y sostenerme entre tus pilares. Aquí fallaba algo. Éramos las velas de un cumpleaños, que tras cantarnos mutuamente, era tan fácil como soplar para apagar el fuego y cumplir otro más. Era predilecto de mi poca fe y se hacía cargo de hacerme creer en sus fronteras. Floté con su aire y me zambullí en sus deseos. Sólo porque me sujetaba las caricias hasta mantenerme y me dejaba la paz que le sobraba a sus pulmones. Me encaré a sus ganas. Me enredé en dos versos.

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