Singular. . .

Quizás sólo es este goteo acompañando al tic tac de su compañero. No para.
No va al ritmo de mi respiración, ni me permite continuar sin hacer nada. Me demuestra todo lo que pierdo, el tiempo que se me escapa, las veces de un aburrimiento que casi mata y, a la vez, consuela de esta soledad que no merece ni el amargo de estas palabras. De ingrata van estos días, que ni pulen ni hacen herida. No tengo tiempo para hacer nada, ni voz para repetirme de nuevo. No quiero, pereza. Pereza, que se adueña de mis horas, que hace un malestar repentino, qué inútil. Y es que a este paso, dónde marcho, dónde sigo, ni la vida ni la voz dan respuesta ni camino.

No hay comentarios: