Reciclaje. . .

Perdería el tiempo dándole alas a un pensamiento que se empeñaba en transmitirle que en cualquier momento perdería el camino, con la necesidad de alzarse de una manera violenta y desesperada sin siquiera dar lugar al más mínimo impulso tranquilizador que la mantendría a salvo de fauces intelectuales mucho mayores a cualquiera de sus sentidos. Manifestó así sus ansias de algo mejor, de caminar descalza, de ver el frente con la más sincera honestidad y darse cuenta de que aunque pudiese patearle el culo a cualquiera que pretendiera pisotearle la moral, ésta no pone de su parte. Y es que nunca se había parado a pensar en la frustración que, quizás, en algún momento, pudo causar sin apenas darse cuenta. Cuando alguien consideraba una de sus bajezas por encima de cualquiera de sus privilegios, hervía. Es la necedad. El ver que la originalidad desaparece como arena entre los dedos, que cada uno de lo que la envolvía se deshace y participa en otro como si integrarse fuese la solución a un estilo.

1 comentario:

Martita :) dijo...

Holaa! Muy bonita la entrada. Te sigo eeh que me encantas! un besitoo